Marge, es un buen ejemplo de como potencian el conformismo, haciéndola constantemente renunciar a todo por su familia, ella siempre queda en un segundo plano, salvo un capítulo que se toma una merecidas vacaciones, parece que eso es todo lo que creen que se merece.
Reseñar también que en ocasiones es la “abogada de las causas perdidas” lo cual siempre termina con consecuencias negativas para ella.
Ella se desvive por todos. Llega incluso a enfermar de tan atareada que se encuentra.
desprende y en todo lo que sacrifica para sacar a su familia adelante, en eso, sí se parece a muchas madres. Pero luego tenemos el estereotipo que va creando, el de la esposa permisiva (hasta lleva cuernos en la serie) y trabajadora hasta un nivel casi de esclavitud, la cual se desvive por su familia renunciando a sus sueños como por ejemplo el de ser pintora. Es curioso el empeño de esta serie en desacreditar cualquier disciplina artística (véase también el “insoportable” saxofón de lisa). Es curioso pero todo lo que huela a arte, o religion es desacreditado como algo que nos quiere transmitir que no sirve. No es util. Por tanto la filosofía del utilitarismo se encuentra muy resaltado en la serie.
Reseñar también que en ocasiones es la “abogada de las causas perdidas” lo cual siempre termina con consecuencias negativas para ella.
Ella se desvive por todos. Llega incluso a enfermar de tan atareada que se encuentra.
desprende y en todo lo que sacrifica para sacar a su familia adelante, en eso, sí se parece a muchas madres. Pero luego tenemos el estereotipo que va creando, el de la esposa permisiva (hasta lleva cuernos en la serie) y trabajadora hasta un nivel casi de esclavitud, la cual se desvive por su familia renunciando a sus sueños como por ejemplo el de ser pintora. Es curioso el empeño de esta serie en desacreditar cualquier disciplina artística (véase también el “insoportable” saxofón de lisa). Es curioso pero todo lo que huela a arte, o religion es desacreditado como algo que nos quiere transmitir que no sirve. No es util. Por tanto la filosofía del utilitarismo se encuentra muy resaltado en la serie.
Que decir de Homer, este tonto, violento y descerebrado personaje que siempre encuentra trabajo y sale de los apuros, hace lo que quiere y no rinde cuentas a nadie, pero lo que quiere es solo TV y Cerveza, sino… PIERDE LA CABEZA… yo creo que a estas altura es bastante evidente ya, es como un Barnie a que le ha ido bien (no como a su gemelo perdido al que le hunde el negocio), a pesar de lo tonto que es, casi siempre tiene suerte. El típico pardillo que “triunfa” con el que tan recurrentes son en las películas y series.
Mencion especial reciben los diferentes personajes y personajillos que pululan por la pantalla.
Merecen menciones especiales todos los personajes, ya que todos crean un estereotipo, desde el inmigrante escocés Willie, que nunca consigue un trabajo mejor, hasta el director Skinner, veterano de guerra que ha rehecho su vida basándola en una mentira, vive con su madre, pero ni siquiera es su madre… en fin.
Por supuesto tenemos a Flanders, tan buena persona que, como no, de bueno que es, es tonto y constantemente estafado o ninguneado por su vecino Homer. Ned Flanders es cristiano, como el reverendo Lovejoy (solo en el nombre ya se ve la satira), el alcalde corrupto o el mafioso impune son otros de los estereotipos que nos presentan en forma de moñigote de cuatro dedos.
Y por supuesto tenemos al payaso Krusty, el ídolo de los niños, un payaso drogadico que lo hace todo por el dinero y estafa hasta a los niños. Encima su padre rabino lo desprecia, ¿por que?, por ser artista, como no.
No nos olvidemos de el policía come-rosquillas con su entrañable hijo tonto, y por supuesto el cruel Sr. Burns con su fiel lacayo Smithers. O el trabajador Apu, que ni duerme para mantener a sus ¿septillizos?, o de Oto, el rokero sin futuro mas allá del autobús escolar, o de Moe, el incansable vendedor de alcohol y gestor ocasional de salas de juego (en el mismo bar), en fin, todo un popurrí condicionador y etiquetador que parece no tener fin.
Mencion especial reciben los diferentes personajes y personajillos que pululan por la pantalla.
Merecen menciones especiales todos los personajes, ya que todos crean un estereotipo, desde el inmigrante escocés Willie, que nunca consigue un trabajo mejor, hasta el director Skinner, veterano de guerra que ha rehecho su vida basándola en una mentira, vive con su madre, pero ni siquiera es su madre… en fin.
Por supuesto tenemos a Flanders, tan buena persona que, como no, de bueno que es, es tonto y constantemente estafado o ninguneado por su vecino Homer. Ned Flanders es cristiano, como el reverendo Lovejoy (solo en el nombre ya se ve la satira), el alcalde corrupto o el mafioso impune son otros de los estereotipos que nos presentan en forma de moñigote de cuatro dedos.
Y por supuesto tenemos al payaso Krusty, el ídolo de los niños, un payaso drogadico que lo hace todo por el dinero y estafa hasta a los niños. Encima su padre rabino lo desprecia, ¿por que?, por ser artista, como no.
No nos olvidemos de el policía come-rosquillas con su entrañable hijo tonto, y por supuesto el cruel Sr. Burns con su fiel lacayo Smithers. O el trabajador Apu, que ni duerme para mantener a sus ¿septillizos?, o de Oto, el rokero sin futuro mas allá del autobús escolar, o de Moe, el incansable vendedor de alcohol y gestor ocasional de salas de juego (en el mismo bar), en fin, todo un popurrí condicionador y etiquetador que parece no tener fin.